sábado, 3 de julio de 2010

La importancia del lateral en el fútbol actual.


Hasta no hace mucho tiempo desempeñar la función de lateral en un equipo de fútbol estaba reservado para los jugadores más limitados. La gloria quedaba guardada para los grandes centrocampistas de clase, y como no, para los delanteros unidos de forma natural con el gol.

La evolución del fútbol en el aspecto táctico, donde los equipo reducen muchísimo el espacio (gran densidad defensiva cerca del balón), sobre todo en zonas centrales, hacen que los jugadores que juegan por los costados sean imprescindibles para dotar al equipo de amplitud y profundidad. Además, en el caso de los laterales se une el factor sorpresa, incorporándose desde las líneas más retrasadas a las más adelantadas para participar en la elaboración y finalización del juego. Con lo cual su aportación a la progresión en el juego (acercar el balón a la portería del contrario) es vital, a través de buenos apoyos, paredes con los compañeros más cercanos y optimizando los desmarques de ruptura.

Sin duda, si hablamos de laterales se nos viene rápidamente a la cabeza jugadores como Dani Alves, Maicon o Roberto Carlos. Pero no es este el sentido de mi artículo, es decir, no trato de personalizar en futbolistas brillantes, sino destacar la importancia del buen lateral en el funcionamiento colectivo de un equipo de fútbol. Ejemplos más modestos de una buena interpretación del papel del lateral en un equipo lo encontramos en el Lorca de Emery, el Éibar de Mendilibar, el Villarreal de Pellegrini, la Roma de Spalletti y sobre todo el Arsenal.

Lógicamente los laterales forman parte de la línea defensiva de un equipo, lo que lleva aparejado necesariamente que conozcan y apliquen de forma correcta los fundamentos tácticos defensivos. No se puede ser un buen lateral sin manejar conceptos como la entrada, la temporización, el repliegue, el marcaje, la anticipación, vigilancias, coberturas, permutas o las basculaciones, que supone una acción táctica defensiva fundamental para un lateral, ya que mediante la reducción del espacio horizontal hacia la zona del balón se otorga de pleno equilibrio a la defensa y permite defender la portería de forma más eficaz en zonas cercanas a la misma. Con una buena basculación se impide la aparición de pases interiores que dejen a los contrarios de cara a nuestra portería, además de estrechar las marcas a los delanteros rivales, limitando que reciban el balón con espacios para maniobrar. A fin de cuenta en los últimos treinta metros de juegos cualquier acción que se realize ha de quedar subordinada a la defensa de nuestra portería, y no tanto a la recuperación del balón.

Destacando la importancia de una determinada posición en el terreno de juego, no se pretende infravalorar al resto de futbolistas. Al contrario, todos los futbolistas que saltan al terreno de juego tienen que conocer de forma adecuada los pricipios que le dan forma al juego de nuestro equipo, para así, a través de una buena interpretación de esos principos colectivos se puedan llevar al límite las virtudes individuales de cada jugador.

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